QUE NO TE ENGAÑEN!!!

Si bien el precio de vivir una experiencia en el extranjero se ha democratizado en los últimos años, el desembolso que se requiere es lo suficientemente importante como para no elegir el curso y el destino a la ligera. Aunque no existen fórmulas mágicas para garantizar nuestra plena satisfacción, sí que se pueden seguir unas indicaciones básicas para evitar posibles estafas o amargos momentos en nuestro destino porque el curso contratado no se ajustaba a nuestras expectativas.

Una de las mayores preocupaciones a la hora de realizar un curso fuera de nuestro país es la elección del centro en el que mejorar nuestras competencias lingüísticas. El primer paso es elegir el país en el que deseamos perfeccionar el idioma, puesto que existen numerosas diferencias de unos destinos a otros. Sin lugar a dudas el inglés es el idioma estrella de los cursos de verano, con destinos tradicionales como Gran Bretaña, Irlanda, Estados Unidos y Canadá, a los que se suman otros más exóticos como Malta y Nueva Zelanda, que año a año van haciéndose un hueco.
Le siguen a bastante distancia Francia (con un 2 por ciento de la demanda), Alemania (con un 1,5 por ciento) y, más tímidamente, China (país por el que apenas se interesa un 1 por ciento de los estudiantes). Sea cual sea el destino de nuestros sueños, la mejor garantía de éxito es recurrir a los servicios de una agencia reconocida y con una trayectoria demostrable.

Un buen punto de partida son las embajadas y los ministerios de Educación y de Asuntos Exteriores de cada país, que suelen contar con organismos oficiales donde ofrecen información sobre los sellos de calidad y dan consejos para elegir centros acreditados.

las distintas oportunidades que brinda ese país para aprender su idioma natal tendremos una visión general de cuáles son los centros más recomendables para contratar nuestro curso de idiomas. Pero, antes de echar la firma definitiva es conveniente leer bien la letra pequeña y revisar las condiciones generales y los conceptos que se incluyen dentro del paquete, pues el precio final puede ser, en muchas ocasiones, el doble de lo que habíamos imaginado.

Para evitar sorpresas desagradables, la pregunta fundamental que nos debemos plantear es “¿Qué está incluido en el precio?”. Los traslados, el alojamiento, las excursiones, la duración de las clases o la inclusión de seguros son algunos de los aspectos que se deben valorar antes de contratar un curso de estas características y que, normalmente, no se incluyen en el precio inicial. Recuerda: cuantas más prestaciones se incluyan, mayor será el precio del viaje.

Además de un precio razonable, de un programa de alojamiento y de un curso que cumpla con las expectativas de cada estudiante, es recomendable que se incluya un seguro de asistencia en viaje que cubra gastos médicos y una póliza de responsabilidad civil. Conocer las coberturas del seguro y comprobar que son adecuadas para el país de destino pueden ahorrarnos más de un disgusto.
Una vez localizado el centro y seleccionado el curso que más nos interesa, existen dos maneras de realizar los trámites. La más económica, aunque más laboriosa, es hacerlo por nuestra propia cuenta: matrícula en la escuela, reservas de vuelos, búsqueda de alojamiento, etc. La otra alternativa es contratar una agencia especializada en cursos de idiomas en el extranjero, que se encargan de todas las gestiones a cambio de una comisión o precio adicional estipulado de antemano.

Si se opta por esta última opción, nos debemos asegurar de que se trata de una promotora legal. El mercado del turismo idiomático y de los cursos de verano es un hábitat en el que anidan las agencias piratas, especialmente en verano, al calor de la demanda de formación en el extranjero. Si el precio ofertado es mucho más competitivo que el del resto de agencias, desconfía. La razón de estos precios tan baratos suele ser que estas empresas no cumplen con sus obligaciones legales y las condiciones de disfrute pueden convertir tu estancia en un suplicio.
En el extremo opuesto nos encontramos con las agencias que “inflan” sus tarifas. Si no quieres gastar de más, lo mejor es que mires detenidamente las condiciones del curso y que valores si merece la pena pagar ese sobreprecio por los servicios que te ofrecen.

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